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""Siempre estuve en contra de esta cosa de tener que tener un pensamiento fijo por ser conocido. O tener que pensar lo que un artista debería pensar. Esa cosa de agradarle a todo el mundo", dice Benito Cerati (24), creador de Zero Kill, la banda con la que lanza su tercer album. Y que eligió el camino contrario. "Yo digo lo que pienso. Y no estamos acostumbrados a escuchar a gente que dice lo que piensa en el ámbito del entretenimiento. Nos desacostumbramos a que los artistas tengan una postura", profundiza.

Benito tiene una posición tomada. No teme revelarse y agitar desde las redes sociales, donde se atreve a desafiar el lugar de principito del rock que la industria estaba dispuesta a entregarle para que continuara el camino de su papá, Gustavo Cerati.

"Hay gente que ha entendido el mensaje de mi padre completamente al revés de lo que él quiso transmitir. No es particularmente una minoría, lamentablemente", manifiesta Benito. "Mi viejo siempre fue una persona muy inclusiva, muy abierta de mente, para su época al menos. Y hay como una cuestión de incluir a la persona que fue conocida y negar su lucha más social. Mi padre fue mucho más de entretenimiento y de música, pero tiene mensajes claros. Vos ves entrevistas y entendés su postura, aunque no la haya expresado. Hay gente que niega todo eso y, por ahí, lo toma como la cultura rock-macho", argumenta el músico, en diálogo con Teleshow.

—¿Hay una cosa muy machista en el rock?

—Muy machista. Y la gente se olvida que mi viejo vivía maquillado, vivía haciéndose cosas en el pelo. Lo hago yo y está mal, es una deshonra. ¡Pero mi viejo se pintaba los labios!

—Me imagino que debe ser muy pesado vivir con la comparación constante, pero también transmitís que la tenés bastante resuelta.

—¡Es la vida de uno! Me pueden venir a decir dos millones personas que no me conocen que no es así. Y yo sé que sí, es así.

—En tu cuenta de Twitter hablás mucho de la inclusión, de ser gay y de la lucha de las minorías, y hay mucho comentario homofóbico.

—¡Sí, está lleno! Es algo que ha pasado ya en la historia, mundialmente. Crece un movimiento y crece la contra, crece lo más reaccionario. Llega un momento en que todo está progresando, todo se está mejorando, y de repente surge un sector privilegiado que dice: "No, abajo". Eso es lo que estamos empezando a vivir ahora.

—¿Estamos tan avanzados como creemos en la Argentina?

—Hay muchas cosas que ya están entrando en la conciencia, y los que lo entendieron no lo pueden desentender. Me parece que todos los movimientos, como ser el feminismo, esto de la lucha del LGBT que se ha visibilizado un montón, son avances, sin dudas. Pero no tenemos que descansar en los laureles. En las generaciones anteriores se quería incluir al engranaje a todas estas cosas disidentes. La diferencia de las generaciones de ahora es que no quieren ser parte: va más por querer tirar todo abajo, es mucho más radical lo que está pasando ahora.

—¿Cómo te llevás con el lenguaje inclusivo?

—No lo uso. Entiendo su buena causa, pero hay muchas cosas más importantes. Siento que en el fondo el lenguaje inclusivo es trivial. Está bueno, pero siento como que hay cosas más urgentes.

—Recién mencionabas que avanzamos, pero que no hay que dormirse en los laureles. Y pensaba en las voces que cuestionan la educación sexual en los colegios.  

—No es casual que son los mismos que decían "educación sexual sí, aborto legal no". Y ahora, "educación sexual tampoco". Aparte, con educación sexual o no, una persona va a descubrirse al final. No influye realmente que te enseñen que existe la homosexualidad, que existe la transexualidad, porque existen, son reales.

—¿Fue fácil para vos?          

—Sí, dentro de todo… Después, cuando salí al mundo y vi historias, dentro de todo la mía fue como… Hubieron muchos años de no entender, y uno sigue teniendo un poco de para adentrismo con todas estas cosas. Creo que cuesta un montón porque ya es algo que te constituye y que, en la grande, se ve todavía como algo raro. Sobre todo si no pasás como heterosexual, como hombre musculoso; si sos un gay así, más o menos zafás. De última, ser gay es solo una orientación sexual, no tiene nada que ver con la personalidad, como un heterosexual tampoco define características.

—En el disco se plantea un concepto: "El futuro es unisex".

—Sí, hablo de un futuro utópico. En el que no es que se celebra los muchos géneros, sino que al revés, muestra la imagen del "post generonize", que ya no existe más.

—Deja de ser importante, hacia eso vas.

—Deja de existir. Para mí, eso es lo que a la larga tiene que pasar. El género es una herramienta que nos mantiene a raya, más que nada a las mujeres. El hombre está siempre jerárquicamente más arriba de la mujer: si eliminamos eso, eliminamos la dinámica jerárquica general. Eso es lo que yo pienso.

—Y en ese recorrido, en la búsqueda, ¿el arte fue un refugio?

—Sí. El arte siempre fue un refugio para mí, desde lo personal hasta lo social. La música siempre me ha acompañado en todas las cosas que he hecho.

—¿Qué te pasa cuando interpretás un tema de tu papá?

—A mí me gusta. Es como estar interpretando un tema de un artista que admiro.

—Pero además es tu papá.

—Además. Pero es que yo separo las dos cosas: está la música, que a mí me encanta, y está mi padre. Son dos entidades distintas para mí. Yo no me emociono tanto cantando un tema de mi viejo como me emociono recordando vivencias personales.

—Al papá, no al ídolo.

—¡Claro, claro! Exactamente.

—¿Era un papá copado?

—Sí. Re.

—En PH , el programa de Andy Kusnetzoff, contaste que esos años con tu papá internado fueron muy difíciles. Que se muera un padre es de lo más difícil que a todos nos puede pasar, pero también me imagino que después de esa situación hay un poder recomenzar también.    

—Sí. Hace como un año que estoy viviendo un momento re lindo en mi vida. Todo lo que fue la grabación de este tercer disco que ahora va a salir, fue el mejor momento de mi vida. Ahora salgo, la estoy pasando increíble, tengo un montón de cosas y uno a veces explota de tanta info. Realmente sentí que gracias a poder haber estado mal cuando era adolescente es que puedo estar bien ahora, y poder estar claro. No siempre estuve claro, y en muchas cosas todavía no lo estoy y hay muchas cosas que me superan. Aprendí también a desestigmatizar lo que es la tristeza, lo que es estar mal. Es tan necesario como estar bien y creo que entender eso hace que vos puedas pasar mejor por eso. Porque sabés que cuando hay un quiebre en tu bienestar, generalmente es que algo está pasando y algo está cambiando, lo tomo así. Y de repente salgo mucho más fuerte, mucho mejor que del período que estaba bien antes, porque resolví algo, entendí algo. Y está bueno."

Fuente: infobae

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