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"En 2011 surgieron como la versión femenina de los Wachiturros en medio de un boom de la movida cumbiera. Temas como "Envidia" y "Rakataka" se convirtieron en éxitos y tras un lapso de cuatro años separadas, regresaron con un video que ya superó el millón y medio de reproducciones en YouTube.

La remaron durante dos años, de a poco, hicieron reuniones y volvieron a grabar. Después de cuatro años sin verse y sin saber nada la una de la otra, las Culisueltas se reunieron otra vez: “Las empecé a llamar de a una. Había que apostar a todo o nadaAl principio hacíamos uno que otro show y nadie nos quería”, recuerda Kitty, la voz del grupo, quien en 2014 hizo el último show con el grupo y se retiró “por cuestiones personales”.

Fue ella misma quien dos años atrás empezó a escribir canciones y a “molestar” a la productora para que el grupo regresara: “Me decían que ya habíamos pasado pero no lo podía entender. Habìamos llegado a hacer shows en Perú, Paraguay y Uruguay”, enumera entusiasmada en diálogo con este portal.

Una fiesta de egresados fue clave para el regreso: “Llamamos a la DJ Mayu. Cuando salimos al escenario no lo podíamos creer. Sabíamos que las Culisueltas no estaban muertas”.

Una vez juntas se les ocurrió sacar un cover y resultó ser un éxito. En dos días hicieron el video, ni tuvieron tiempo de comprarse ropa y lo hicieron “con lo que tenían”. A pura improvisación, con la incorporación de algunos pasos nuevos y tras una grabación de siete horas, salió el clip de Aserejé – el clásico tema de Las Ketchup- junto a una sesión de fotos muy sexy.

Las canciones, cuenta Kitty, tendrán como principal referente al público femenino, aunque abordarán diferentes temas: “No nos queremos encerrar en un género musical sino aprovechar todo lo que se está escuchando en el momento. Culisueltas ya marcó un estilo en su momento. Lo urbano, los beats, el reggaetón, el trap nos encantan. Preguntamos mucho en las redes sociales para saber qué le gusta a la gente”.

 

¿Gordas quiénes?

En ocho años desde su primera aparición hubo cambios, tanto físicos en ellas como sociales. Hoy las integrantes del grupo se muestran como mujeres naturales, lo que también derivó en críticas: “Nos dicen gordas pero no somos modelos, las chicas son bailarinas y tienen el cuerpo que tienen. El cuerpo cambia. Ya no tenemos 20 ni los vamos a tener toda la vida”.

 

“A medida que el tiempo pasó crecimos, maduramos. Antes se usaban los pircings en la cara y de eso me quedaron las marcas. Ya no nos van a ver con las cejas re finitas como se usaba en ese momento ¡ni locas! Tuvimos que aprender a maquillarnos. Antes no nos dábamos cuenta de los detalles aunque eso también fue lo que nos hizo surgir”, reconoce Kitty.

Tuvimos que cambiar la forma de expresarnos, no porque nos rodeemos con otra clase de gente, sino para comunicarnos mejor. Fuimos creciendo y nos dimos cuenta que había que cambiar”, sostiene aunque aclara que siguen siendo las mismas “chicas de barrio” que cantaban “me tienen envidia”. En cuanto a lo estético, “aunque nos dicen que estamos ‘gorditas’, ninguna está operada”.

Sobre hatters en las redes sociales, Kitty cree que “la gente es libre de opinar, bien o mal”. “Cuando publicamos las fotos nos han dicho cosas lindas y feas. Digo que es envidia. No tienen vida. No pueden creer que estemos de vuelta: ‘¿Cómo puede ser que vuelvan y las escuchen? ''¿Qué le pasa al país?' 'Así estamos’. Me causa gracia pero, mal que mal, hablan. Lo que digan u opinan me lo paso por las gomas”, sostiene contundente sobre las críticas.

Yo particularmente no le doy bola a las cosas que me dicen porque me quiero como soy. Si me tengo que poner a dieta será por gusto mío, no por el de los demás.Hay que ser como uno es, no porque alguien te diga ‘gorda’ tenés que dejar de comer o exigirte algo a lo que no estés acostumbrada”, enfatiza.

Kitty y la vida después de las Culisueltas

Tras la primera etapa, algunas de las integrantes se dedicaron a estudiar y a trabajar de otras cosas. “Al principio me costaba mucho. Fui moza, trabajé en un quiosco, tenía que generar entrada de dinero. La gente me preguntaba qué hacía, pero peor era quedarme en casa y ser una mantenida”, cuenta Kitty, que es mamá de Luna de ocho años y Ciro, de tres.

“En el 2011 era la única que tenía hija. Luna venía conmigo a los ensayos y se quedaba dormida entres sillas. No tenía quién me la cuidara porque mi mamá trabajaba y la peleé con ella a cuestas. Pero estaba feliz, hoy está más grande, sabe a lo que se dedica la mamá y que va a trabajar”.

¿Qué son las Culisueltas para Kitty?: “Somos espontáneas. Las defino como lo mejor que me pasó en la vida”, finaliza con una inevitable sonrisa."

Fuente: Rating cero.

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