• hace 2 años
  • Espectaculos

Murió Carlitos Balá a los 97 años. El querido actor partió el jueves a las 21.30 según lo confirmó su nieta Laura Gelfi a Teleshow. “Estamos devastados pero unidos y así se fue él, con la familia unida y mucho amor”, dijo con tristeza la joven sobre la partida de su abuelo.

En la últimas horas trascendió que había sido internado en el Sanatorio Güemes, luego de sentir algunas dolencias en su vivienda.

Su trayectoria:

Carlitos Balá formó parte de la vida de varias generaciones de argentinos y pocos artistas son tan queridos como él. Un nombre que nos lleva a la infancia, a la nostalgia, a la felicidad. Es artista, que hizo de “sumbudrule” y del “chupetómetro”, y del gusto de la sal un código único con el público. El pasado 13 de agosto cumplió 97 años y pasó ese día rodeado por sus afectos más íntimos y abrazado por el amor de aquellos niños y niñas, que hoy son hombres y mujeres, y que lo recuerdan con una sonrisa.

 

Recordemos que en 2016, a los 91 años, visitó al papa Francisco en la Ciudad del Vaticano y fue declarado en Roma “Embajador de la Paz”. El reconocimiento fue otorgado por la Red Voz por la Paz. Asistieron al evento el ceremoniero pontificio, monseñor Guillermo Karcher, el fundador de los Payamédicos José Pellucchi y el creador de la iniciativa solidaria, Odino Faccia.

En marzo de 2019 en el barrio Alberti de Ituzaingó, en Fleming y Bruselas, el arquitecto Ruben Díaz inauguró la obra Arco del Triunfo de Carlitos Balá y el actor estuvo muy contento de formar parte del presente de esa zona.

La frase más famosa, en tiempos donde el “boca a boca” era la única manera de “viralizar” era cuando preguntaba ¡¡¿Qué gusto tiene la sal?!! y todos los chicos contestaban gritando: ¡¡¡Salaaaado!!! La idea nació en 1969, en una tarde tranquila en Mar del Plata. Un chico lo miraba atento y Balá haciendo como que no lo veía preguntó varias veces en voz alta: “¡El mar! ¿Qué gusto tendrá el mar?” El nene permanecía silencioso y el siguió: “Ahhh, el mar tiene gusto a sal. Pero, ¿qué gusto tiene la sal?” Y antes de salir corriendo el chico le respondió. “¡Pero, qué gusto va a tener la sal! ¡Salada!” Y así nació un éxito que atravesó cuatro generaciones.

Angueto, el perro invisible surgió en una tienda en Disney. Balá siempre atento encontró una correa rígida y se le ocurrió el chiste del perro. “Un turista que estaba al lado se asustó y me gustó la idea porque pensé que podía ser un buen personaje. Cuando llegué a Buenos Aires, mandé hacer una correa similar y le puse Angueto por mi hija Laura. Cuando era chica, con mi mujer le decíamos “Anguetita”, una palabra inventada”.