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Vanesa González protagoniza "El lado salvaje", una película que entremezcla el suspenso con relaciones familiares para la que trabajó un papel que hiciera creer la trama desde lo físico y que se estrena este jueves en salas del país.

"Lo que más pensé es que podía colaborar en estar despierta físicamente y que eso podía convivir con la propuesta del director, que era más estática. Lo conversé con él y era simpático, porque antes de cada escena me pedía que no lo sorprenda. Yo soy muy inquieta y traté de adaptarme todo lo que pude", dijo González en entrevista con Télam.

González interpreta a Clara, una joven que regresa de vacaciones tras una larrga ausencia a la estancia de su padre en la montaña fueguina. El viaje lo realiza con su marido, con quien no pasa un buen momento, y su hija. Más que un reencuentro, se trata de un viaje para convencer a su padre de que acepte un tratamiento médico.

"Cuando leí el guion me interesó bastante lo que sucedía con los lazos y los vínculos. Lo que pasaba con su pareja, su padre y amigo. Eso es lo que más me atrajo", dijo la actriz, que viene de un agitado año en teatro y que acaba de estrenar otra película: "Existir", de Gabriel Grieco.

En medio de este devenir familiar, Juan Dickinson, el director, entrelazó una historia de suspenso basada en su documental "Perros del fin del mundo", en el cual narra la transformación hacia lo salvaje de los perros abandonados en Tiera del Fuego. La escena que abre la película es la de un can que se le abalanza a la yugular a un cazador.

"Esos perrros quedan a merced del clima y del hambre -dijo González-. Y el frío es un frío que te morís. ¡Yo tenía hambre todo el tiempo! No quiero imaginar un animal. Yo adoro a los perros, pero iba caminando por ahí y me latía el corazón. Sabés del problema, pensás en los perros y no sabés si alguno aparece y te salta".

Fueron dos los meses que el equipo pasó en Tierra del Fuego, una experiencia intensa y enriquecedora para una actriz que no había estado nunca en la provincia más austral del país. "Fue una locura. Paramos en Tolhuin. Las cabañas daban a un lago, era increible. Pero el clima, súper hostíl. Priman mucho las necesidades: comer, dormir y abrigarse. Yo no pude hacer deporte más que dos veces, y eso que me encanta. Me decían que me guarde. Teniamos rodajes nocturnos y nos poniamos bolsas de agua caliente entre las piernas si los planos eran cortos", recordó la intérprete.

-Vanesa, por tu manera de interpretar, ¿cómo vivís esa diferencia entre el cine, donde el director y el montaje tienen la decisión final, y el teatro, donde los actores son los que lo hacen?

-Me estresa mucho el cine, aunque me encanta. Hay una pérdida de control en cuanto a los criterios. Hay mucha gente que tiene lo suyo y esas son las elecciones que se toman al final. Ya sea el director o el editor. Y en teatro es el acctor el que tiene que mantener viva la llama. Con el director te estimulás y estimulás a los compañeros para poder interpretar todas las noches el mismo papel.

-Además, cada director tiene su manual. Algunos que le explican a los actores el plano y hasta el lente que usan y otros que dejan que los actores se muevan más.

-En verdad, Juan (Dickinson) trabaja mucho en función de la cámara. Todas las escenas hay que hacerlas con la puesta. (Israel) Caetano, en cambio, trabaja de otra forma es de mirar de afuera y luego hacer la puesta. Juan es a la inversa. Él ya tiene armada la puesta y nos dice dónde trabajar. Yo lo que trataba de hacer en base a eso es no perder lo fisico. Poder moverme y darle vida a esa cosa mas estática.

-En cuanto a la película, hay algo de circular en la relación de Clara con el personaje del marido y del padre. A medida que se acerca más al padre, se aleja del marido.

-Yo creo que hay algo en el vínculo con su padre y su marido que es lo que se asemeja en la distancia con su padre. Me parece que durante la película, a pesar de la distancia con su marido, la relación se refuerza. Sobre todo en lo que él banca las propuestas de Clara.

-Lo que sí se nota es que no es una relación conflictiva. Se notan los problemas, pero siempre prima el respeto y la preocupación por el otro.

-Eso me gustó mucho del guion y Juan hacia hincapié mucho en eso. No era una relación acabada, era un momento complicado con una hija. Tratando de pasar esta meseta. Hace todo que pueden, con mucha educación. Son personajes que mantienen cierta calma y distancia con el estallido emocional. Eso lo supo comunicar bien Juan. Nunca explotan, lo máximo que sucede es lo que pasa con su padre. Están atravesados por la acción, eso sí. Me parece interesante esa tensión con su padre, sobre todo lo que está al comienzo de la película.